«25 AÑOS DE OBABAKOAK: EN BUSCA DE LA ÚLTIMA PALABRA»


 

 

 OBABAKOAK

                                             Bernardo Atxaga

Se cumplen veinticinco años de la publicación de esta obra maestra escrita por Bernardo Atxaga, que es uno de los libros favoritos de Atticus. Se lo recomendó su hermana, como tantos otros libros, y cada cierto tiempo tiene que volver a leerlo con pasión renovada. Curiosamente, este año lo releyó y escribió algo sobre el mismo, lo deseaba, pero ignoraba tan dichoso aniversario. Así que, con el permiso de ustedes, aquí está mi humilde homenaje…

 

“EL CRIADO DEL RICO MERCADER”

 

“Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.

Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.

         Amo-le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.

         Pero ¿por qué quieres huir?

         Porque he visto a la muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.

El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.

Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

         Muerte- le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?

         ¿Un gesto de amenaza?- contestó la Muerte-. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendo verlo aquí, tan lejos de Ispashán, porque esta noche debo llevarme en Ispashán a tu criado.”

  • Antiguo cuento sufí, que, por cierto, era el cuento favorito de Boris Karloff.

 

Permítanme la licencia de introducir esta crónica con una alusión a este viejo cuento sufí. Alusión que también introduce Atxaga en “Obabakoak” para explicar las intenciones de la historia que pretende contar.

Dos amigos de la infancia discuten sobre el sentido de los cuentos, mientras van de camino a la casa de un enigmático personaje, el tío de uno de ellos,“el tío de Montevideo”, obsesionado con la literatura del siglo XIX, que les ha convocado a un excitante encuentro literario.

Todo lo que sigue se plantea por un recuerdo común de los dos compañeros de viaje e infancia, que tiene que ver con un lagarto. Pero eso lo tendrán que descubrir ustedes. Entonces, el sobrino del tío de Montevideo, le cuenta a su amigo el cuento que acaban de leer ( reitero, el favorito de Boris Karloff). A raíz de esa narración, ambos discuten sobre qué le hace falta a un cuento para ser bueno. Incluso, uno de ellos ( creo que el sobrino, no recuerdo), escribe una versión alternativa que aparece en el libro. También aparece en “Obabakoak”, un interesante método para plagiar, o las reglas que han de seguirse para escribir un cuento en cinco minutos.

Empezamos por la mitad del libro. Un poco excéntrico, ¿no?, pero es que Atticus es un tipo de los más excéntrico. Antes de todo esto, el genio Atxaga ya nos ha metido en un mundo mítico, el de Obaba. Porque Obaba es un lugar tan mítico como podrían serlo la Comala de Rulfo o el Macondo de Gabo. Por sus páginas transitan jabalíes que alguna vez fueron humanos, enanos malhumorados, profesoras de escuela en mitad de ninguna parte, y chicos de pueblo más libres que el viento.

Bueno, en este ambiente rural aparece también Villamediana , sus infinitos bosques, y sus serenas alamedas. Pasear por las hojas de “Obabakoak”, es como pasear por el bosque, percibir su misterio y su frescor. En lo que tiene de canto a la naturaleza, y en su exquisita fabulación, nos trae ecos de otro primor, “El bosque animado”.

Pero, aún así, “Obabakoak”, no es un relato costumbrista, en su universalidad, nos lleva a Alemania  ( con la preciosa historia de Esteban Werfell, o la escalofriante historia de Klaus Hawhn), a las atalayas de la Alta Amazonia ( compruébenlo en el cuento sobre Laura Sligo), hasta los tiempos del aventurero Marco Polo ( en la última historia del tío de Montevideo).

En definitiva, un libro fascinante lleno de aventura, de encanto, de poesía, que cautiva a Atticus cada vez que lo vuelve a leer. Un libro que es tan universal como el misterio que pretende desentrañar, el de la literatura. La ingrata búsqueda de la última palabra, la necesidad inherente a la condición humana de contar historias, de rodearnos de ficciones, tan inútil y tan útil a un tiempo. Una necesidad sin la que muchos, entre los que yo me cuento, no podríamos sobrevivir en este mundo.

                                                                        Jorge Fernández-Bermejo Rodríguez

 

He aquí algunos fragmentos notables de “Obabakoak”, esta obra fundamental de la literatura vasca y mundial…

 

“ Era la hora del crepúsculo, cuando todos los animales de la tierra se callan. Corría una ligera brisa y, hacia poniente las nubes del cielo tenían color de vino. A lo lejos, los tejados de Villamediana iban difuminándose.”

“Si, claro. Eso es, precisamente lo que hace que el atardecer sea tan especial: que mezcla muerte y vida. Y por eso produce alegría y tristeza a la vez.”

Por último, una lección de arte y de vida con Bernardo Atxaga…